Nuestro compañero, Fernando Leal o más conocido por todos nosotros como "Lord Of The Flights", nos trae su experiencia del que fue un primer magnífico y espectacular show lleno de sorpresas y "mucha magia". ¡Nunca faltando a sus citas mundiales!
13 de noviembre del 2017. Esa es la fecha en la que se anunció la gira europea de la Doncella de Hierro, es decir, han tenido que pasar más de seis meses para que por fin la maquinaria se pusiera en marcha y salieran a la carretera. Para qué, dirán sus detractores. Ya era hora dirán sus defensores.
El motivo de la gira de este año no era la promoción de un nuevo disco ni continuar la de The Book Of Souls, cosa que no tendría sentido, sino la del juego para móviles de la banda, Legacy Of The Beast, algo que sinceramente, y desde mi punto de vista pues no lo veo lógico. De hecho, yo nunca hubiera hecho una gira para promocionar algo así. Pero como mi opinión no cuenta, y ellos, salvo impedimentos referidos a la salud, van a salir a la carretera como cada año y con lo que quieran, este era un motivo como otro cualquiera. Es decir, según el “calendario – Maiden”, este curso tocaba gira de grandes éxitos, que de no equivocarme, lo llevarán a otros puntos del planeta el año que viene.
En Estonia, concretamente en Tallinn su capital, se realizaría era la primera parada de estos dos meses y medio en los que estarán dando 38 conciertos por toda Europa. Era la primera vez que tocaban en este país, y no tenía yo muy claro que la respuesta fuera masiva por parte de los estonios a tenor de otras fechas recientes en Rusia y sus antiguas repúblicas donde el público no respondió masivamente, como sucedió por ejemplo en Kaunas hace un par de años. Sin embargo cuando llegué al pabellón, sobre las 18:30, media hora después de abrirse las puertas, las colas para entrar eran considerables, y al final, sin llegarse al sold-out, se cubrieron al menos en un 95% las 7200 localidades de las que dispone el pabellón.
Previamente hubo la espera para el First To The Barrier, donde se juntó el ansia de los afortunados que ganaron el sorteo, con una policía poco dispuesta a aguantar tonterías, que a base de sacar a pasear la porra, calmaron a unos cuantos ansiosos. Después del concierto me contaron que no fue un First To The Barrier plácido ni mucho menos. De hecho, al parecer fue muy incómodo con muchos golpes y empujones. Tomar nota.
Sin un cacheo muy excesivo, entré al pabellón y la primera parada obligada era el merchandising. Sinceramente, no tenía muchas esperanzas puestas en él, pero para los que queráis saber qué llevaban, lo resumiré fácilmente: este año me voy a ahorrar mucho dinero. Y eso que aún no he hablado del precio, pues 35€ por camiseta, “las baratas”, en Estonia ya es caro. Tiemblo en otros sitios. Sin embargo, me estaba refiriendo a los diseños. Quizá sea el merchandising más flojo de la historia de Iron Maiden en la que destaca la camiseta del nuevo Eddie para la gira, pero que aún así, se queda simplona al poner únicamente la cabeza del Eddie, pues el resto, basadas en el cómic en buena parte, llaman muy poco la atención, por no hablar de esas extrañas reediciones a las que nos tienen acostumbrados, como poner Aces High por un lado y A Matter Of Life And Death por otro. Además, no hay camisetas con las fechas de los conciertos, en unas ponen los países, y en otra, las ciudades, aunque sin fecha alguna. Pero bueno, que para gustos los colores.
Puntualmente como suele pasar con Maiden, salieron unos teloneros, Killswitch Engage en esta ocasión, que aunque tienen veinte años de historia, siete discos en el mercado, y ningún familiar de Maiden en sus filas, no lograron entusiasmar al público. De hecho, sus 45 minutos se hicieron pero que muy largos, salvándose, con reservas, quizá el segundo y tercer tema, pero después, uffffff….. inaguantables. Que tendrán sus fans, pero se vuelve a cumplir que el telonero de Maiden, desde hace muchos ni gusta ni encaja. Cerraron con una versión metalcore del Holy Diver de Dio que fue lo más reseñable. Con eso digo todo. Algo me dice que me los voy a saltar bastantes veces.
En fin, que allí nadie estaba para ver a los americanos, sino a unos británicos que siguen haciendo las delicias de muchos, pese a unos cuantos que viven para criticar. Yo, la vedad, no tenía muchas esperanzas en un setlist de grandes éxitos. Que si, que les voy a ver y me van a gustar porque hace mucho que están en mi adn, pero no estaba precisamente entusiasmado con el set que me pudieran ofrecer. En cambio, hablando con miembros de la crew de la banda, estaban muy excitados por lo que Maiden iban a ofrecer sobre el escenario, cosa que no te suelen decir. ¿Sería para tanto?
Poquito antes de las nueve de la noche, las luces se apagaron y Ufo comenzó a sonar con su Doctor Doctor, eterna y soberbia intro que es santo y seña de la Doncella, y que cuando deje de ponerme el vello de punta, será el momento de dejarlo. Pero como lo sigue haciendo, pues ahí que estoy. Mientras, dos miembros de la crew, uniformados como soldados, fueron quitando los típicos telones para descubir el escenario, cubierto de hojas y con alambre de espino en la parte de arriba como si fueran a tocar Paschendale. Por supuesto, el escenario sigue, y ya desde 1990, con la misma estructura.
Todas las vistas se volvieron a las pantallas a ver con qué intro nos sorprendían esta vez, pues últimamente se curraban unos vídeos bastante espectaculares. Pero aquí no hicieron nada eso, pues las imágenes en blanco y negro del discurso de Churchill y del consiguiente vídeo se plasmaron en una pantalla de altísima definición, bastante mejor que en las anteriores giras como se comprobó a lo largo de la noche. Es decir, Aces High sería la primera de la noche. Mejor al principio que al final para que la voz de Bruce la cante mucho mejor, ya que, como se vio en la gira del Maiden England, donde era la primera de los bises, le costaba, y mucho, llegar a los exigentes tonos.
La banda salió, como siempre, como un cañón, arropada con un nuevo telón de un bombardeo en el aire y además, novedad, un Spitfire que se estuvo paseando por el escenario desde el techo. Ninguna novedad con respecto a los músicos, pero si en Bruce, que esta vez dejó de lado sus estrafalarios pantalones desde su vuelta con el grupo, y salió ataviado con pantalones de cuero, chaqueta corta y un casco de bombardero. Ni que decir tiene que carreras para un lado y para otro tanto de él como de un eterno Harris. La locura de Gers en su extremo y unos archi profesionales Smith y Murray. El sonido era apabullante y eso que era el primer tema. También pudiera ser que la adrenalina se desbordara, pero aquello daba la impresión de sonar muy bien.
Fuera el telón de Aces High y apareció otro con una fortaleza nevada y un teleférico, todo en medio de un ataque. No tardaron en empezar a sonar los acordes de Where Eagles Dare, recuperada desde el 2005, con un Dickinson ataviado cual Clint Eastwood como soldado en la nieve en la película del mismo título. Adrian con su Jackson verde, Dave con su Fender negra y Janick con la suya, Fender también, blanca atacaban el tema mientras un McBrian destrozaba las baquetas en su batería vestida esta vez con los motivos de las vidrieras del cómic y con su clásico osito vestido esta vez con casaca roja y correaje blanco. Dos temas pero que muy exigentes para iniciar. La apuesta estaba clara.
2 Minutes To Midnight fue la siguiente, volviéndose a cambiar el telón, este ya de todos conocidos, y cambiándose Bruce para colocarse un chaleco de camuflaje. Está claro que la persona responsable del vestuario iba a currar mucho más que otras veces. Estuvo bien, pero para mi, quizá por las tantas veces que la he visto, me supo a poco.
Luces apagadas apareciendo un nuevo telón con un Eddie muy guerrero con pinturas azules sobre su cuerpo y más soldados atrás adivinándose la bandera de Escocia. Salió Bruce de nuevo con chaqueta negra, ahora con capucha y presentando The Clansman. Adrian se enfundó su Gibson negra y Dave también cambió a su Fender marrón – caramelo. Arrancó Harris con la intro acústica ante un público enfervorecido, pues hacía quince años que esto no sonaba en directo. No tardó Bruce en quitarse la capucha y agarrar una espada mientras defendía el tema. Aquello estaba siendo magnífico, y la interpretación de la canción fue soberbia.
Nuevo telón, esta vez con Eddie a caballo, y eso significaba, muy a mi pesar, que el telón de The Trooper lo han cambiado y para mal. Además, Dickinson, para sorpresa general, no se enfundó su eterna guerrera roja. Un inconmensurable Smith, y cuando no es fiesta, con su Jackson verde junto a Dave y Janick tocaron el tralladísimo tema al tiempo que un Eddie aparecía por primera vez en el escenario con la imagen de The Trooper. ¿Muy pronto? Bueno, hay que cambiar. Bruce, al igual que en la gira pasada, luchó con el Eddie en cuestión, pero esta vez fue un duelo a espada ambos a pie de escenario. Por si fuera poco, no hubo agitación de banderas inglesas, sino que la que agitó, fue la bandera de Estonia. Todo un detalle que supongo que irá repartiendo en los diferentes países. Aquí llegó el primer conato de pirotécnica con un único fogonazo. Se podía decir que al concluir The Trooper, la parte dedicada a la guerra, o primer acto si lo preferís, había llegado a su fin.
Ahora tocaba la parte de la religión. Nuevo corto silencio para la nueva ambientación del escenario. Un telón con una de las vidrieras del juego, supongo, y cuatro lámparas medievales que bajaron del techo y que se encendieron mientras Bruce, con una túnica, larga, amplia, parecida a los andrajos de un monje de la época del medievo, sirvió para un Revelations que siempre será devastador. Sus casi siete minutos pasaron volando. Fue de lo más grande de la noche. Y es que este tema, no debería retirarse nunca del set.
Sin que sirva de precedente, no se cambió el telón y Bruce, ahora con camisa negra, está claro que este año tiene todo un vestuario para la gira, se dirigió a la audiencia para presentar una canción que anunció hablaba de la religión, y que a la postre, para mi, era y sigue siendo la mejor canción de aquel A Matter Of Life And Death. Me refiero a la grandiosa For The Greater Good Of God, que, aunque el público, la aceptó bien, precisamente no fue el clímax del concierto. Te tienes que dejar la piel para interpretarla, es de las más duras, a pesar que Bruce volvió a dejar clara su profesionalidad.
Para levantar los ánimos, apareció The Wickerman, con su correspondiente y conocido telón, algo extraña en medio del setlist, que aunque no es la primera vez que sucede, estamos más acostumbrados a verla como apertura como cuando la tocaban para abrir en su correspondiente gira. En mitad del set list queda como que le falta algo.
Una de las grandes sorpresas de la noche fue la inclusión de The Sign Of The Cross, segundo tema de la época de Blaze que se tocaba en la noche, que también incluyó un nuevo telón jugando un poco con el Eddie del Brave New World supongo que haciendo el papel de dios, y con una mano en primer plano sujetando una cruz con la cara de Eddie en ella. Bruce apareció con una elegante túnica negra, con la capucha puesta y una enorme cruz iluminada en la mano. Aquí se desplegó la pirotecnia tanto a nivel de fuego, como de petardos, aunque también hay que decir que no les quedó perfecta, ya que algún gambazo metieron en su interpretación. Una pena el ver los petardos utilizados, ya que si ya los habían gastado, significaba que Rime Of The Ancient Mariner no iba a sonar.
Pequeño silencio mientras el escenario se volvía a transformar para dar cabida a la mayor sorpresa de la noche, pues llegaba el turno de Flight Of Icarus. Un Ícaro enorme con sus alas desplegadas bajó del techo, llegando los cuatro minutos más apasionantes de la noche. A fin de cuentas, para mi era la primera vez que la veía en directo. Si además añades que Bruce iba armado con un doble lanzallamas que daría cuenta de Ícaro junto con fuego saliendo también de la parte de arriba del escenario, uno se puede imaginar que el espectáculo era increíble. Es cierto que fue la que más le costó a Dickinson, pero el esfuerzo mereció la pena. El segundo acto llegaba a su fin.
Para iniciar el tercer acto, la parte oscura, llegó la gran decepción de la noche, eterna ya a estas alturas en mi opinión personal. Y es que era el turno de Fear Of The Dark, que si, que es muy buena y todo lo que queráis, pero es un bajón de tres pares de narices después de verla gira tras gira. El pabellón la corea entera y todo eso, sin embargo para mi es el tema que más sobra. Que ni mucho menos es malo, pero cansa. Si bien es cierto que si un día anunciaran que no la tocan más, seguro que al menos un tercio de las entradas no se venderían, y resalto lo de al menos. Para decir algo positivo, la puesta en escena también fue novedosa, pues junto con un telón sobre oscuras nubes, Dickinson apareció cual Fantasma de la Ópera, con sombrero de copa, máscara y candil incluido.
Tal como es la estructura de Iron Maiden, tras Fear Of The Dark, le tendría que llegar la ocasión a Iron Maiden, mas de nuevo sorprendieron, ya que llegó el turno de The Number Of The Beast. Bien, pues esto significaba que está no llegaría en los bises, cosa que yo celebro. Sorprendió ver a Bruce enfundado en una cruzada de cuero que yo no le recuerdo haber visto en la vida. Espectacular. De tan trilladísima como está la canción, fue de las que menos impresión me causó pese a los nuevos diablos del escenario y el gran telón con la boca abierta con las llamas dirigiéndose hacia ella y por consiguiente al inframundo.
Ahora si, llegó el emblema de Iron Maiden con su canción homónima, y un telón como de lava, con un Bruce tonteando con Janick Gers y un impresionante Eddie alzándose tras la batería en forma de diablo con enormes cuernos y boca terroríficamente dentada, además de un pentagrama sobre el cráneo. Solamente puedo decir una cosa:
qué grande eres Alberto.
Llegaba la hora de los bises, donde yo, inocentemente, esperaba una verdadera sorpresa, cosa que no sucedió, pues empezaron estos con The Evil That Men Do. ¿Tanto les costaba cambiarla por Infinite Dreams por ejemplo? Pues debe ser que si. Que sonó muy bien tras el telón de nubes, pero… esperaba algo más.
Excesivo silencio para lo que es un concierto de Iron Maiden mientras el público se decantaba por una u otra canción según sus gustos. Las nubes siguieron tras la batería a la vez que se vaciaban las vidrieras, y apareció una jaula – celda en la que Bruce con camisa blanca de chorreras iniciaba las primeras estrofas de Hallowed Be Thy Name, mientras Harris pedía palmas al público. No tardó en salir del techo la consabida soga del ahorcado, sonando el tema aplastante y dejando claro que los problemas legales con la canción, parece que han llegado definitivamente a su fin. Una suerte recuperarla.
Llevaban ya quince temas, lo habitual últimamente, y a pesar de haber tocado solo dos en los bises, no esperaba que tocaran una más, pero si que lo hicieron, dejando para el final Run To The Hills. ¡Pero hombre, no! Esto no se hace. Si vas a tocarla, que ya la podían haber dejado de lado y tocar otra, acaba con Hallowed, no con Run To The Hills. En cualquier caso, ese fue el fin de fiesta, despidiéndose con el consabido lanzamiento de púas y muñequeras.
Cuando miré el reloj, habían pasado una hora y cuarenta y cinco minutos, cosa que también me sorprendió, pues cuando hacen una gira de grandes éxitos, no suelen estar en el escenario más de hora y media.
En resumen, el setlist es mejorable, siempre lo será, pero es mucho mejor de lo que yo pensaba y esta es una opinión generalizada. Solo les pido que si hacen algún cambio, sea para mejor y no para incluir Wratchild en sustitución de otra. La puesta en escena es simplemente grandioso. Es el espectáculo más grande a nivel de teatralización que han llevado en su vida y te deja con la boca abierta en varias ocasiones. También es cierto que no soy muy imparcial, pero al césar lo que es del césar.
Up The Irons!!!!!!!
Set list Iron Maiden:
Doctor Doctor (Intro)
Churchill’s Speech (Intro)
01. Aces High
02. Where Eagles Dare
03. 2 Minutes To Midnight
04. The Clansman
05. The Trooper
06. Revelations
07. For The Greater Good Of God
08. The Wicker Man
09. Sign Of The Cross
10. Flight Of Icarus
11. Fear Of The Dark
12. The Number Of The Beast
13. Iron Maiden
Bises:
14. The Evil That Men Do
15. Hallowed Be Thy Name
16. Run To The Hills
Always Look On The Bright Side Of Life (Outro)
Reseña: Fernando Leal
Imágenes: John McMurtrie (Iron Maiden), Fernando Leal & friends.
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