Articulos y Crónicas

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EL MAYA QUE NOS DEVORÓ EL CORAZÓN

Pocas giras de Maiden habrán suscitado tanta expectación en España como la que acabamos de presenciar hace unas semanas. Y es que las circunstancias previas que envolvían todo el entramado Maiden pesaban, y mucho. Cada nuevo disco de la Doncella es esperado con una mezcla de curiosidad y fruición... últimamente también algunos lo esperan con ganas de despedazarlo... y sabíamos que a finales de 2014 la banda había estado componiendo y grabando en los estudios Guillaume Tell en París, donde se había gestado “Brave New World”, el primer disco que se cristalizó tras el flamante y ansiado regreso de Bruce Dickinson y Adrian Smith a la banda. Las especulaciones y las quinielas inundaron entonces la red, ofreciendo infinidad de teorías sobre la fecha del lanzamiento del nuevo álbum, así como de cuáles serían las primeras fechas sobre el escenario; incluso de cómo sería el escenario.

Pero en febrero de 2015 un terrible jarro de agua fría nos heló hasta lo más profundo de nuestro ser: Bruce Dickinson, el incombustible, inquieto, polifacético y casi hiperactivo cantante de Maiden, tenía cáncer de lengua. Es cierto que el cáncer, en nuestros días, tiene un impacto menor que hace 10 ó 20 años, pero sigue siendo una enfermedad mortal, y genera el temor debido cuando se diagnostica. El nuevo disco se retrasó sin especificarse una fecha exacta, esperando la recuperación de Bruce, primero para superar su enfermedad, prioridad absoluta, y luego para prepararse físicamente de cara a afrontar la gira de promoción del álbum.


Ambas condiciones se cumplieron, para regocijo de los compañeros, del entorno de la banda, y de las legiones de fans en todo el mundo. Y la maquinaria Maiden volvió a ponerse en marcha. De una forma un tanto extraña, que nunca sabremos si fue consciente o no, “The Book of Souls” apareció por primera vez en nuestras vidas a través de Amazon, web de venta online que nos ofrecía el nuevo álbum a partir del 4 de septiembre, en formato doble CD y triple vinilo, con una duración nada menos que de una hora y media. Que si era fake, que ni lo era... la duda la resolvió la propia banda unas pocas horas después a través de la web oficial. La espera fue interminable para poder escuchar y adquirir el álbum, porque aquel ínfimo adelanto inicialmente anónimo de “Speed of light” no colmaba nuestras ansias.

Madrid, Barclaycard Center
Madrid, Barclaycard Center (Foto: Eduard Tuset)

“The Book of Souls” es un disco impecable. Quizá en el momento de su lanzamiento no fue apreciado como lo es hoy, y es muy probable que la perspectiva del tiempo le dé todavía más entidad a este álbum dentro de un par de décadas. En opinión del que suscribe, “The Book of Souls” es lo mejor que han compuesto y grabado desde “Seventh son...”, que ya es decir. Y me consta que la opinión es compartida por mucha gente. Y es que hay temas absolutamente geniales que te transportan directamente a los años 80 del siglo pasado, repasando también los 90, lo contemporáneo, y dando ese justo paso adelante que implica que Iron Maiden siempre progresa en su carrera musical. La gira, además, ha consolidado un poco esta idea, porque prácticamente todos los temas nuevos escogidos para formar el setlist son hoy auténticos clásicos.


Y con todos estos condimentos, Iron Maiden cocinaron, a un nivel muy alto, una gira que está rompiendo moldes. Y es que estamos hablando de una banda que nació en 1975, que practica un estilo musical durante años denostado, y aunque hoy totalmente integrado en la sociedad, sigue siendo menospreciado con cierta elegancia, como hemos podido leer en alguna que otra crónica de los diferentes conciertos en suelo español, sobre todo algún texto sobre el concierto de Madrid. Nada nuevo bajo el sol. Iron Maiden siempre han estado en el ojo del huracán, y que la prensa no les apoye, les ningunee, o incluso les menosprecie, no es nada que no hayan vivido antes. Total... el aforo del Barclaycard en Madrid fue vendido en unas horas... y son muchos los aforos que colgaron el “sold out”, y los que quedan, por el mundo adelante. Por no hablar del éxito cosechado en festivales como el Resurrection Fest o el Rock Fest, así como en La Cartuja de Sevilla.


Las primeras fechas de esta gira se anunciaron para USA, dándose el 24 de febrero el pistoletazo de salida en Florida. Las fechas españolas se hicieron de rogar, y mucho, porque si bien se rumoreaba que Maiden serían cabeza de cartel para el Rock Fest en Barcelona, y que era bastante evidente que si tocaban en Barcelona lo harían también en Madrid, las dudas no se despejaron hasta marzo, y con sorpresas. La primera, que Maiden tocarían por primera vez en un festival eminentemente independiente y con carteles tradicionalmente orientados hacia el punk y el metal más extremo: el Resurrection Fest, en Viveiro. La segunda, que la banda haría su fecha de Madrid en un pabellón cerrado, el Barclaycard Center, antiguo Palacio de los Deportes. Y la tercera, así como sin querer, que Maiden tocarían en el sur, en Sevilla, cuando ya muchos sevillanos y otros andaluces habían comprado entrada para las otras tres fechas, sobre todo Madrid.


El reloj pasó lento o rápido según las circunstancias de cada quién. En mi caso, hubo momentos de una languidez exagerada, y otros en los que ni cuenta me daba de la cercanía de mi encuentro con la Doncella. De repente todo se precipitó. Llegó el 9 de julio y la banda desplegó todo su potencial en Viveiro, pequeña localidad de la Mariña lucense. El cartel del Resurrection quitaba el hipo: Volbeat, Offspring, Bad Religion, Gojira, Bullet for my Valentine... El setlist de Maiden era conocido, y ya había suscitado innumerables golpeteos de teclado en las redes... pero lo cierto es que hay varias reglas fundamentales que rigen en los setlists de Iron Maiden: la primera, que no se puede contentar a todo el mundo por igual. La segunda, que clásicos como “The Trooper”, “Fear of the dark” o “The Number of the Beast” nunca se caerán porque son temas que mucha gente quiere escuchar, máxime  cuando se trata de la primera vez que ves a la banda en vivo. Y la tercera, que los músicos ya tienen una edad, y eso influye notablemente en cómo se toca una canción, sobre todo en lo concerniente a la voz, por lo que algunos temas exigentes se han ido quedando de lado o se tocan esporádicamente. Había dudas sobre el setlist, si bien las diferentes crónicas de los shows que se iban produciendo desde febrero resaltaban lo imponentes que estaban siendo las performances. Había sorpresas como el regreso de “Children of the damned” y “Powerslave”, y alguna duda con “Tears of a clown”, e incluso con “The Red and the Black”. Pero desde las primeras notas de la intro de “If eternity should fail” las dudas comenzaron a despejarse rápidamente.

Viveiro, Resurrection Festival
Viveiro, Resurrection Festival

El día en que Maiden hacían su debut en el Resurrection Fest, Bullet for my Valentine hicieron un gran show, al igual que Abbath y Graveyard; pero Maiden salieron por la puerta grande. De hecho, se habla de que esta edición del Resurrection fue la mejor hasta la fecha, y en parte mucha culpa fue de Iron Maiden, que desde el momento en que se supo de su participación polarizó prácticamente toda la atención del festival, con una entrada en el día de su actuación de 22,000 personas. Quienes asistieron a Viveiro para disfrutar de la Doncella disfrutaron y se convencieron de un setlist equilibrado, donde brillaron los clásicos y quizá lucieron menos los temas más noveles y largos. Pero en cualquier caso, y pese a las muchas críticas que generó que la Doncella encabezase el Resurrection, a todos y todas las presentes, fuesen o no fans de Maiden, les quedó perfectamente claro por qué la banda de Harris tenía el estatus que tenía en el festival, y la sensación general es la de que este festival había dado un paso de gigante; la edición de 2016  es un antes y un después para el Resurrection Fest, y que Maiden hubiera encabezado el cartel, dando además un auténtico recital de heavy metal, quizá haya sido la circunstancia que más ha contribuido a ello. Un hecho destacable fue que el propio Bruce agradeció a la organización la oportunidad de poder tocar en un entorno como Viveiro, resaltando además que “el Resurrection Fest es un festival hecho por gente para la gente”. Mención especial para la organización y promotores arriba mencionados, por ofrecer un festival de calidad, y por tratar de que el público asistente se sintiese lo más cómodo posible; cosa difícil en éstos días de festivales con gran afluencia de gente. Por otro lado, el buen sonido que en general hubo durante todo el festival, sobretodo en el Main Stage, es algo digno de resaltar. Y es que Maiden gozó de un sonido sólido y nítido, de lo mejor de las fechas en España, al menos en los alrededores de la torre de iluminación y control de sonido, con una buena mezcla de los instrumentos. Es cierto que a Bruce se le escuchaba en ciertas ocasiones como escondido por detrás, sobretodo en “The trooper”, tema que parece le cuesta cada vez más cantar con soltura. Me dio la sensación de que estaba un poco afónico, algo que ocurre cuando constantemente tienes que estar de un sitio a otro y experimentas diferente cambios de clima. Pero Dickinson tiene uno y mil recursos para salir airoso de cualquier situación, algo que se vio en los otros temas del set list, donde brillaron con luz propia “Speed of light”, “Children of the damned”, “The book of souls”, “Hallowed be thy name”... y es que la experiencia y el oficio se notan. Hay que reconocer que ser cantante de heavy metal, y a unas edades, es una empresa difícil por los cientos y cientos de conciertos que tienes a las espaldas, muchos sin descanso, y las tesituras vocales en que te mueves. Si hay algo que caracteriza a “The book of souls” es que es un álbum con unos temas de gran exigencia vocal, y eso se vio en los directos. Afrontar vocalmente temas como ”Death or glory”, “The red and the black” o la misma “The book of souls”, es tarea de titanes. Y en ésta gira se ha comprobado que Bruce es un titán, porque cuando no llega suelto tira de piernas, brazos… se encarama al macizo de piedra cual escalador y acomete la cima con la ambición de un deportista. El único competidor y reto que tiene Bruce Dickinson es él mismo.


Un recuerdo especial: la magia que se desprendió al sonar la intro de “Doctor, doctor”, seguido del vídeo en las pantallas y la introducción vocal de Bruce en “If eternity should fail”, todo en un entorno maravilloso y natural como Viveiro, con la tarde cayendo en el horizonte y los últimos rayos de sol posándose sobre los hombros. Este tema suena increíblemente bien: es potente, melódico, y tiene esa épica de los temas apertura que sólo Maiden es capaz de reproducir. Hacia el final, cuando fueron cayendo clásico tras clásico, la gente estaba entregada. Es difícil no sentir emociones cuando escuchas aquellos himnos intemporales, que se llegan a convertir en parte de tu biografía, como si fueran tu propia banda sonora.

Madrid, Barclaycard Center
Madrid, Barclaycard Center

De Viveiro la banda se marchó a Lisboa, para regresar apenas dos días después a Madrid, donde habría de obsequiarnos con otro gran show el día 13 de julio. El ambiente en Madrid en el día previo ya anticipaba el evento, pudiéndose ver camisetas de la banda con cierta frecuencia por las calles, e incluso alguna que otra pegatina advirtiendo que Eddie iba a tomar la ciudad. De hecho, por la noche madrileña circuló cierto grupo de fans de la banda que deleitó con alguna canción a capella terracera y le alegró la noche a unos cuantos hosteleros.


Ya el día del concierto, la cafetería Madariz, el lugar elegido por Maiden Spain FC para que se reuniesen todos los fans de la banda que lo deseasen, comenzó a llenarse de gente hacia el mediodía, mientras que docenas de sufridos y sufridas jóvenes hacían cola ante las puertas del Barclaycard Center bajo un sol de justicia para intentar acceder a las mejores posiciones en pista. Se percibía en el ambiente muchas ganas de ver a la banda, ganas que eran compartidas por miles de personas de todas las edades, incluso de los más pequeños que iban acompañados por sus padres. He de resaltar que el acceso al Barclaycard fue tranquilo y ordenado, a lo cual contribuyó no sólo la serenidad de quienes hacíamos cola para entrar, sino también una buena organización por parte de la promotora.

The Raven Age, la banda donde milita como guitarrista George Harris, hijo del fundador de Maiden, precalentó, o no, a las gentes que ya estábamos dentro del pabellón poco antes de las 20:00; creo que ni un tercio de entrada. El sonido estuvo casi en todo momento embarullado, saturado, si bien hay que reconocer que los músicos le pusieron ganas, aunque en ocasiones les sobraban poses. No sé qué opinión causarían en la mayoría de la gente, pero para mí estos Raven Age pasaron sin pena ni gloria, y ya a mitad de su actuación estaba deseando que comenzara a sonar “Doctor, doctor”.

Madrid, Barclaycard Center
Madrid, Barclaycard Center

Finalizaron su actuación The Raven Age, y esperamos algo más de media hora para poder escuchar el hit de UFO, cuyas primeras notas avivó a un aforo ya casi completo (15.000 personas apuntaría Dickinson durante el show, si bien con posterioridad se habló de 16.000) y comenzó a hacer brotar la adrenalina tanto en pista como en gradas. Tras “Doctor, doctor” comenzó la proyección en las pantallas que ya casi todos conocíamos, y el despegue virtual del Ed Force One se encadenó con las primeras notas de “If Eternity should fail”, y con Dickinson cantando desde la plataforma tras el kit de batería de McBrain, enfundado en su sudadera negra y teatralizando como es habitual en él durante estos últimos años. Y todo echó a rodar. El sonido no fue bueno en las primeras dos o tres canciones, e incluso metieron un gazapo al terminar “If Eternity...”, pero no importó. La banda, como es habitual, salió a comerse a la audiencia, y por enésima vez lo consiguió. Porque el espectáculo, pese a un juego de luces más que destacable, pese a un atrezzo muy acertado, y pese a la pirotecnia, son ellos; y sólo ellos. Otras bandas de rock centran su espectáculo en la parte visual para desgranar un setlist de clásicos donde apenas dejan espacio para dos o tres temas nuevos. En el caso de la Doncella, el atrezzo es importante, desde luego, como el juego de luces, pero no serviría de nada sin la tremenda presencia que cada músico de la banda tiene sobre el escenario. Porque uno no va a un show de Maiden para ver los telones, ni la pirotecnia, ni si me descuido a Eddie… Va a ver los espasmos de Dickinson, cómo canta encima de los amplificadores, a gritar otra vez cuando el cantante nos pide que lo hagamos con el famoso “scream for me…”, a que Harris te mire a los ojos haciéndote sentir especial y dejarte ametrallar por su bajo, a regocijarte con la elegancia y el arte de Smith, a divertirte con el dinamismo de Gers, a emocionarte con el estilo de Dave y su sonrisa, y a intentar ver a McBrain detrás de una batería de 9 tambores. Ver a Maiden encima de un escenario es una de las cosas más especiales que alguien a quien le guste el heavy metal puede experimentar en la vida.

Porque Maiden son muy grandes, y lo que siguen haciendo 41 años después de que Steve Harris decidiera darle forma primitiva a esta banda está al alcance de muy pocos. La magia que desprenden en directo es algo inexplicable, y sean cuales sean las veces que les hayas visto, vuelves a caer en su hechizo como si fuese la primera vez. “Children of the damned” fue uno de los puntos álgidos del concierto, con un sonido más límpido, y un Dickinson ya desatado a la voz. Los demás temas fueron cayendo sin compasión y subiendo progresivamente el ánimo de los congregados; “The Red and the Black” sonó muy potente en directo… incluido un fuera de tono de Harris en su solo de bajo al final de tema, “Tears of the clown” sorprendió muy gratamente, “Powerslave” fue simplemente excepcional, “The Book of Souls” elegante y maravillosa, “Death or glory” hizo las delicias de todos con los gestos simiescos y un Bruce bromeando tanto con los fans como con Dave Murray, “Hallowed be thy name” atronó... Sorprendió el solo de “The Trooper”, tocado en exclusiva por Gers cuando lo habitual desde la vuelta de Smith es que ambos lo hagan en diferentes tonos… y para mi disfrute… ¡lo tocó casi igual que lo haría Adrian! Ya luego volvería a las andadas…

Madrid, Barclaycard Center
Madrid, Barclaycard Center

Para cuando nos dimos cuenta estaban tocando los primeros compases de “Iron Maiden”... todo había pasado tan rápido... Y de repente descargaban “The Number of the Beast”, “Blood brothers” y “Wasted years”, que por muchas quejas sobre la pertinencia de cerrar el show es evidente que es un broche de lujo, y que no es una casualidad la elección de la banda para cerrar cada concierto si uno es sensible al mensaje del estribillo. Y punto final. Todos nos quedamos con ganas de más, a pesar de la certeza de que en nada sonaría “Always look on the bright side of life”, como así fue.

Madrid, Barclaycard Center
Madrid, Barclaycard Center

La sensación postconcierto fue extraña para mí. Con todo en caliente no procesaba bien lo vivido, si bien era consciente de que había asistido a uno de los mejores shows de la banda en muchos años. Y es que esta gira está siendo muy especial, y prácticamente en todos los lugares en los que tocan dejan las mismas sensaciones. Con el transcurrir de los días, estoy convencido de que “The Book of Souls Tour” es posiblemente la gira que más ha impactado en los últimos 28 años, quizá con el permiso de “Ed Hunter Tour”, que nos traía de vuelta a Bruce y Adrian con un setlist de infarto. Los clásicos elegidos enloquecen a la audiencia, casi todos los temas nuevos se han convertido ya en clásicos, sobre todo “The Book of Souls”, “If Eternity should fail” y “Death or glory”, tema que ya no entendemos sin los gestos que acompañan a la frase “climb like a monkey”.

Mención especial para Dickinson: no es de este mundo. A nivel vocal creo que está igual o incluso un poco mejor que hace 15 años, y como frontman está totalmente en su salsa; corre, anima, bromea, teatraliza... irreal para una persona de 58 años con la dilatada carrera de Bruce como cantante, con un nivel de exigencia vocal significativo, y que recién acaba de superar un cáncer.


Y la rueda siguió, y al día siguiente la Doncella se presentó en La Cartuja de Sevilla, con un sol de justicia, para volver a ofrecer otra noche de lujo.
Sevilla tiene un color especial, o eso dicen… más bien diría que tiene un “calor” especial, tanto por su temperatura como por la intensidad de los sevillanos y andaluces varios que se dieron cita en el Estadio Olímpico. Después de disfrutar de las delicias de la ciudad del Guadalquivir junto con un amigo de Álava (tú sabes quién eres J), y bajo un calor “humeante”, me dirigí hacia el recinto. Era la primera vez que veía a Maiden en Sevilla, y debo decir que la experiencia fue más que grata. Lo que se vivió allí fue un concierto que en cuanto a respuesta de la gente fue de menos a más, y digo menos por citar una categoría, porque desde el principio la audiencia estuvo encendida. Sobre todo en la parte cercana al escenario, que es donde me encontraba yo a menos de un metro, con la gente “apretando”, volviéndose más y más intensa y con una temperatura que bien podría haber estado a 40°… o más. Hubo un momento en que me dio la sensación de estar viviendo un concierto en Sudamérica.

Sevilla, Estadio La Cartuja
Sevilla, Estadio La Cartuja

Nuevamente, The Raven Age fueron los encargados de abrir. Sin pena ni gloria pasaron sus 40 minutos sobre el escenario. Los integrantes salieron con buena disposición, pero no fue suficiente para calentar un concierto que solo tenía un nombre. Iron Maiden salió a las 22:00 PM, una hora tardía y diferente a lo que están acostumbrados en la gira, debido al calor de Sevilla. Como siempre, salieron en su línea de dar y volcarse con todo lo que pueden y más. De hecho, creo que estuvieron un poco más activos que en Madrid, y eso se puede deber a que hubo una buena interacción banda/público. Todo estaba en su sitio y parece que no pasan los años para Maiden: Harris cantando cada una de las letras de los temas sin dejar de mirar a las primeras filas, como instigando a que nos unamos a la batalla, y sin dejar de disparar una y otra vez con su rifle/bajo. Dave Murray improvisando en sus solos, con gran sentido de la melodía y de lo que toca. Adrian Smith elegante como siempre, dando la nota precisa y viniéndose arriba cuando se acercaba hacia el borde del escenario o buscaba a Gers en donde era su posición natural antes de abandonar la banda en 1989. Janick más “travieso”, si cabe, que en otras giras y dándole ese toque desenfadado al show… aunque siga destrozando el solo de “Hallowed be thy name”. Nicko McBrain sólido, marcando las pautas del concierto, aunque se nota que cuida y administra más sus golpes y su forma de tocar. Y es que no olvidemos una cosa, que una gran parte esencial de lo que caracteriza al sonido Maiden está en la base rítmica de Harris/McBrain, que desde 1983 hace que el sonido de la banda sea único e intransferible. Bruce Dickinson creo que cantó mejor que en Madrid, o al menos se le vio más suelto en temas exigentes como “The trooper”, “The book of souls” y “Hallowed be thy name” por poner unos ejemplos. “The red and the black” sonó con una mayor intención y vibra, y obtuvo una gran respuesta por parte del público. El sonido en general estuvo bien, tirando en muchos momentos a bastante bien, aunque según algunos sonaba demasiado alto. Creo que las características del lugar, con el show encerrado en uno de los fondos del estadio y haciendo una especie de anfiteatro al aire libre, le daba una especial arquitectura sonora. Pero claro, como sucede en la mayoría de conciertos, hay zonas que se escuchan mejor que otras; sino se carece de calidad sonora en los laterales, ocurre en los fondos o en la parte delantera de pista…

Barcelona, Rock Fest
Barcelona, Rock Fest
Como es habitual, los últimos temas encendieron aún más a las alrededor de 15,000 personas que se dieron cita. Un aluvión de temas bandera dejaron constancia de lo que significa Maiden, y también de lo tanto que se les extrañaba por esas tierras. Y es que pasa algo singular con Maiden, sobre todo en esta gira, y es que los temas nuevos no pierden ni desentonan  al lado de los clásicos de toda la vida. Ellos se muestran, ponen sus cartas sobre la mesa y te sirven en boca seis nuevos temas de los once que componen el nuevo álbum. Lo tomas o lo dejas. Y por más que patalee la gente que no entiende como trabaja y se maneja la banda y que solo saben de temas single, ellos seguirán haciendo lo que les plazca. ¿Por qué? Porque son una banda vigente, que no vive del cuento ni vende humo, que creen en lo que hacen y no escogen el camino fácil, como algunos de sus coetáneos, para vender más entradas. Creo que ya se lo dije a alguien en más de una ocasión, Iron Maiden son en sí mismo un género musical, y no se pueden comparar según que grupos, por más clásicos que sean estos, con la profundidad conceptual, lírica, musical y el misticismo que rodea a Maiden. Ellos llevan funcionando igual desde que pegaron el boom mundial allá por 1982: tocan de cinco a seis temas de sus nuevos álbumes; incluso hasta en algunas ocasiones han llegado a tocar hasta siete. O como la excepción celebérrima de tocar “A matter of life and death” entero en 2006. Y si no hubiesen seguido esa línea sincera, ni hubiesen sido en primer lugar leales consigo mismos, actualmente no serían lo que son. Y la prueba está en que desde hace varios álbumes, cada uno de ellos ha dejado clásicos para la posteridad. Desde que volvieron Bruce y Adrian a la banda, cada disco, antes o después, ha dejado un puñado de temas que a día de hoy se pueden considerar clásicos de Maiden. Y con “The book of souls” pasará lo mismo, y es más, está pasando ya. Y no es de extrañar que en unos años “The book of souls” sea aún más comprendido y considerado como uno de los mejores álbumes que han sacado en los últimos tiempos. No es nada nuevo, ya le pasó a “Somewhere in time” en 1986, que fue criticado por mucha parte de la prensa y poco comprendido por parte de sus fans. A día de hoy… ¿quién podría osar a criticar un álbum que es referente musical y que marcó un antes y después en la carrera de Maiden?...

Volviendo a la carretera, Maiden continuó su periplo peninsular hacia tierras catalanas, tocando el sábado 16 de julio en el festival Rock Fest de Barcelona. Un festival que reunía a grandes nombres del circuito heavy internacional: King Diamond, Whitesnake, Twisted Sister, Slayer, Anthrax, Michael Schenker… Todas las condiciones se daban para disfrutar de un concierto de Maiden en un ambiente netamente heavy, y poner el baremo de su actuación junto al de otros grupos de renombre. Pero nada, es imposible toserle a la cara a Iron Maiden, y eso que hubieron buenos directos como los de Anthrax, Amon Amarth, Loudness… Pero es difícil hacer frente a una banda de tal vigencia actual, que encima se planta en el escenario con una vigorosidad exultante, y que puede llegar a empañar tanto a grupos contemporáneos suyos como a bandas con veinte años menos. Muchos sabían ese día a qué habían venido, y aun habiendo grandes grupos, la expectación, y ansiedad en muchos, que crea una actuación de Maiden es incomparable. Y es que es tal la tensión que generan sus directos, entre temas nuevos y antiguos, que todo lo demás queda debilitado. Eso sí, debo decir que la actuación del Sr. Kim Bendix Petersen, más conocido como King Diamond, quien también fue otro de los platos fuertes del festival, fue inmensa. Su puesta en escena, lo bien que sonó la banda y su gran estado vocal, hicieron que su actuación fuese casi de 10. Junto a Iron Maiden fueron, a mi parecer, de lo mejor del festival.

Viveiro, Resurrection Festival
Viveiro, Resurrection Festival
Como viene siendo habitual en los shows de Maiden, empezaron aún de día. Algo que es una lástima porque se pierde los efectos del show escénico y de luces. Una cosa a resaltar es lo bien que funcionan los tres primeros temas del show: “If eternity shoulf fail”, “Speed of light” y “Children of the damned”. Introducción épica y explosiva, tema directo y efectivo con riff pegadizo, y medio tiempo clásico, limpio y rico en matices. Tres temas iniciales que se ha comprobado funcionan muy bien y que enganchan y mantienen la tensión para los siguientes cortes.

Los que estamos acostumbrados a asistir a más de un concierto de Maiden en la misma gira sabemos que los shows son prácticamente calcados. Que si Bruce coloca la Union Jack alrededor del cuello de Janick en “The trooper”, que sí pega en los platillos de Nicko con la cuerda que lleva alrededor para teatralizar “Hallowed be thy name”, que si se mete con Adrian en “Wasted years” quitándole el pie de micro sin dejarle cantar en lo estribillos o si los discursos entre canción y canción son los mismos. Pero hay algo inherente en sus shows, que hace que se desprenda esa magia cuando los ves encima del escenario una y otra vez. Es algo incomparable cuando Dickinson proyecta su voz, pié sobre monitor, hasta la última persona que está al fondo, metiéndose en el papel y hablando con las manos mediante un lenguaje corporal que es su marca artística. O las poses con estilo de Adrian, manteniéndose detrás en un segundo plano, para luego acercarse hacia adelante y argumentar algún solo o acompañar a Murray y a Gers. O ver a Murray siempre con una sonrisa en la cara, tocando su guitarra casi como si la acariciara y de vez en cuando haciendo su posición de “guitar hero” apoyando la rodilla derecha en el suelo y estirando la otra pierna. A Harris apuntándote con su bajo o ver que te mira fijamente a los ojos mientras canta algún trozo pequeño contigo. Sus carreras sorpresivas, cada vez menos eso sí, por el escenario. Esa forma de seguir el ritmo moviendo el codo derecho, agitando su melena y mirando hacia el público con determinación y con la seguridad de tenerlo todo controlado… como si supiera de antemano lo que necesita el público en cada momento. O Janick, haciendo mil y una posturas, sus bailes, apoyando la pierna en lo alto de una caja acústica. Corriendo de forma desbocada hacia el otro extremo del escenario para “picar” y alentar a sus otros dos colegas de guitarra cuando los ve algo parados; o pasar por entre las piernas de Eddie cuando éste sale a pasear por el escenario. Nicko, escondido detrás de ese castillo de tambores, platillos y atriles de batería, marcando las pautas y el ritmo cardiaco del show. Levantándose de vez en cuando entre tema y tema como diciendo ¡eh, yo también estoy aquí! O escuchar a lo lejos su característico “aiii” con la voz (algo que hace al principio de la versión en estudio de “Different world”). Todo estos detalles, pequeños o grandes, y muchos más, hacen de un concierto de Maiden algo único y especial. Cuando todos estos factores se unen, poses, ademanes, estilos y posturas, se convierten en un cuadro. Cuando estás allí viéndoles te das cuenta que siguen siendo ellos, igual desde que les viste en el vídeo “Live after death”, convirtiéndose ese preciso segundo en la foto intemporal que siempre tenías en la mente desde que les viste por primera vez.

Sevilla, Estadio La Cartuja
Sevilla, Estadio La Cartuja
El show de Iron Maiden continuaba en el Parc Cam Zam de Santa Coloma de Gramanet. “Tears of a clown”, tema del nuevo disco, marca un tiempo de respiro a Dickinson para así poder afrontar “The red and the black”. Como ya he dicho líneas arriba, es un tema exigente en las voces, con mucha letra y una métrica en las estrofas que deja hueco justo a Bruce para poder coger aire. No es un tema fácil por su duración, y aunque tenga muchos matices, cambios de ritmo y coros pegadizos, no ha tenido la misma reacción en todos los conciertos. Aun así, la reacción general fue buena, tirando a bastante buena en algunos casos para ser una canción nueva. Como crítica personal, hay algo que he notado en éste tema y es que Harris toca muy rápido los solos de bajo que están al principio y al final de la canción, tal vez debido a la misma adrenalina que se desprende en un show. Creo que si no corriera tanto, se podrían apreciar mejor las notas que hace.

“The trooper”, tema categórico en la discografía de Maiden, hace que el Rock Fest ardiese. El majestuoso y faraónico “Powerslave” es el siguiente; qué os voy a contar, sólo el título lo dice todo. Bruce lució una máscara de lucha libre mexicana, algo que viene haciendo precisamente desde que la banda tocara por tierras aztecas. Personalmente, creo que como detalle para algunas fechas está bien, pero se echó de menos su máscara de plumas. “Death or glory” y “The book of souls” son los dos pedazo de temas siguientes. El primero, con ese aire y sabor a sus grandes temas de los 80: heavy, directo y al grano, y con Bruce haciendo de las suyas, como viene siendo habitual durante casi toda la gira, con su baile del mono. Y el segundo, épico hasta la vena. Creo que para mí es sin lugar a dudas el tema de la gira. Tiene intensidad, dramatismo, desarrollo, profundidad, buenos solos de guitarra, huele a 80… incluso diría que tiene un regustillo a ese sonido arábigo de Rainbow… Y esa parte central cuando Nicko rompe el medio tiempo hacia un ritmo trepidante, que te lleva directamente a la década de los 80. Piel de gallina.

Viveiro, Resurrection Festival
Viveiro, Resurrection Festival
Lo que sigue a continuación es una retahíla de temas himno y sin descanso. “Hallowed be thy name, que se le echaba de menos en la anterior gira “Maiden England”. La omnipresente “Fear of the dark”. El momento cumbre con “Iron Maiden” y el imponente Eddie Maya apareciendo como es costumbre por detrás del escenario… Para los bises, el infaltable “The number of the beast” con ese macho cabrío, cada vez más grande. La céltica y armoniosa “Blood brothers”, que debo decir funciona muy bien en esa parte del set y ha sido de mis favoritas. Para finalizar “Wasted years”, un tema que a priori a la gente le pareció extraña para cerrar, pero que realmente funcionó como tema de despedida; además, la letra de la canción le confiere un aura especial para ser el último del set list.

En conclusión, Iron Maiden y su “The Book of Souls World Tour 2016” han sido un éxito a su paso por España. Hace mucho que no teníamos a Maiden en fechas tan variopintas, tanto en festivales como en conciertos en donde solo tocan ellos; al aire libre como en recinto. También ha sido la primera vez que la banda saca una event shirt para España, camiseta que no estuvo exenta de cierta polémica desatada en las redes sociales. Y es que hay que mantener cierta objetividad. Al margen de sensibilidades sobre la imagen del toro o incluso la bandera, hay que tomar en cuenta que Iron Maiden, o mejor dicho, su management están al margen de las connotaciones sociales de cada país. Llevan sacando event shirts durante toda la gira, con las banderas de cada sitio que pisan, y no solo es de ahora… sucede desde hace muchos años. Es ilógico pensar que, una vez sacada una camiseta aquí, pongan la de Kenia por ejemplo. La bandera es la que es, y cuando sea verde, azul o color fosforito, pues sacarán una camiseta con ese color. Por otro lado, creo que en España hay muchas otras cosas representativas de la cultura que no un toro, que es algo típico y tópico ¿Qué más universal, cultural y de aquí que Don Quijote por ejemplo? Lamentablemente el mundo y las sociedades están llenos de tópicos que limitan al ser humano. Además, en el Holding de Maiden no se comen mucho la cabeza a la hora de representar a un país en una camiseta: que si vikingos en las giras escandinavas, que si un Eddie con sombrero charro para la gira en México, Eddie en Las Vegas, un Eddie jugador de rugby en Nueva Zelanda, Eddie encima de un reno en Canadá, montado en un toro de rodeo en Texas, Eddie encima de un oso con cadenas en California, o cazando un jabalí. Y en nuestro caso Eddie, espada en mano, montado encima de un toro amenazante.

Madrid, Barclaycard Center
Madrid, Barclaycard Center
Hace pocos días, Iron Maiden dieron por concluida su gira en un último y espectacular concierto en el Wacken Festival. Show que fue transmitido en streaming para todo el Mundo, donde dejaron claro que el próximo año harán gira; aunque de momento sólo han mencionado fechas para Reino Unido y Alemania.

Y así, hemos vivido no otra gira más, sino una de los mejores giras que han hecho en años. Iron Maiden están en el punto de ebullición más grande en su edad de madurez, y se nota que se lo pasan muy bien encima del escenario; además, ya no tienen que demostrar nada a nadie. Y aunque a priori en ésta gira “The Book of Souls 2016” han dejado un gran sabor de boca en cuanto a actitud y estado físico, teniendo en cuenta los años que ya tienen, hay que saber que el tiempo es inexorable. Creo que es ahora que van a pensar y meditar sus pasos  detenidamente. Porque ya no sólo depende de si quieras hacer un nuevo disco o una nueva gira, en Iron Maiden hacer eso significa estar en un estado óptimo del 100% para hacerlo. No es una banda que vaya a estar a medio gas, o que saque un disco y tímidamente toquen dos o tres temas en directo y lo demás éxitos, no. Iron Maiden defiende sus temas en el escenario, es una banda de directo que no concibe quedarse a medias tintas y para eso tienen que estar física y mentalmente en una gran condición.

Madrid, Barclaycard Center
Madrid, Barclaycard Center

No queremos acabar sin agradecer y saludar a todos los amigos y fans que hemos ido encontrando a través de este periplo de conciertos y en el camino. A los amigos del staff de Maiden Spain: Anastasio Guerrero, Tomeu Pons, Alberto Quirantes (Akirant), Jose Antonio Talaván, Marc Viade, Fernando Leal (Lord of the flights), Iñaki Majano. A Óscar Escarpa Ramos y la gente de La Alcarria en Guadalajara, Jesús Rodríguez, Carlos Domínguez, David Sánchez, Daniel Juárez Hernández, Javier Acereda, José Manual Durán (Josele), Francisco Prieto, Óscar Molina, José Antonio Corregidor, Montse García, Álex Serna, Eduard Tuset (¡gracias por esas fotos!), Ricardo Bonet, Ramiro, Gerard Baró, Óscar García Soto, Pepe Mayol Cuenca, Ginés López Couceiro y Aída Mauriz, Rogelio Vega, José Juan Pardo Durá y la gente de Valencia, Dante Lagos Toledo, David Cortada, Miguel Cádiz, Paco Maiden y Carlos Maiden de Málaga, José Benavente (Pepe Maiden) y la gente de Córdoba, Miguel Ángel Ventura, Santi Herrera, Laura Eurolaura, Yolanda Darkmaiden, Pedro Cornejo Ramírez, Andrea Díaz Martínez… Seguramente la memoria falla y nos olvidemos de algunos, para ellos también nuestro agradecimiento. Y para todos aquellos que nos vimos y hablamos fugazmente.

Nos vemos el próximo año. See you on tour!!!


Viveiro, Resurrection Festival

 


 

 

Madrid, Barclaycard Center

 



 

 

 

Barcelona, Rock Fest 

 









*Agradecimientos especiales para Eduard Tuset, José Benavente (Pepe Maiden) y Ginés López Couceiro por las fotos concedidas.


Artículo realizado por Lesmes Manuel Rivas Iglesias (Adrian S.) y Mariano López (Holysmoke78)
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