Hay que ser sinceros, muchos de los que allí se hicieron presentes no esperaban mucho de este concierto más que la oportunidad de estar cerca a Mr. Steve Harris y así poder hacerse una foto o llevarse un autógrafo, mostrándose bastante escépticos con la idea de que podrían llevarse una sorpresa esa noche. Y no es para culpabilizarlos, el disco debut de los British Lion de Harris no había alcanzado el aprobado general, ni siquiera de los fans más acérrimos de la doncella, resultando diametralmente opuesto a lo que la mayoría de seguidores esperaban de una leyenda como Harris. En el caso de un servidor, si le había podido coger el puntillo a varios de los temas de su primer disco, eso sí, minimizado por el hecho de tan variopinta colección de temas, que a priori, podría ser sinónimo de calidad si no fuera por lo heterogéneo de la producción en donde cada tema avanza huérfano sin una culminación clara.
Toda esta disparidad en estudio quedó olvidada, curiosamente, por la homogeneidad que la banda imprimió a los temas que nos presentaron esa noche. Un sonido más contundente, con mucha más intención en su propuesta y un dinamismo que, ahora sí, hizo disfrutar al público en una sala La Riviera que lucía bastante vacía, con unos 400 asistentes aproximadamente, pero que se encendió al calor de unos British Lion con ganas de agradar y un bajista que salió a defender su grupo y sus temas como si de su primer concierto se tratase. Dicho esto, me veo en la imperiosa necesidad de convertirme descaradamente en “pelota” de Harris para esta crónica; es más, con vuestro permiso, voy a hacerle la pelota a toda la banda entera. Total, se convirtió en todo un alivio saber que esta es capaz de no ser “sólo la banda de acompañamiento de Steve”.
El previo al concierto empezó en un mesón cercano a la sala donde nos reunimos algunos colegas del foro de “Maidenspain”, a unos les conocía por primera vez y con otros ya había tenido la oportunidad de compartir en otras quedadas. Ni que decir que pasamos un rato agradable hablando y comentando, entre birra y birra, todo lo que estaba aconteciendo ese día.
Una vez dentro se dejo caer una breve intro, debo decir que el corazón me empezó a palpitar más rápido mientras eso ocurría; el hecho de evocar esa imagen bajo en mano, esa leyenda que por tantos años ha capitaneado con coraje, determinación y principios a una de las mejores bandas de Heavy Metal de todos los tiempos hizo que mis deseos e imaginación volaran hasta que, en un abrir y cerrar de ojos, esa omnipotente imagen se hizo realidad. Harris, pie en monitor y su ya consagrada forma de tocar el bajo, nos arengaba con su exquisito sonido de bajo; sólo mi más profundo subconsciente sabe lo que logra en mí esos benditos “clon, clon, clon” de su Fender Precision Bass. “This is my god”, el tema que abre el álbum, fue el encargado de sorprender a propios y extraños del potencial que es capaz de argumentar la banda; y en verdad, como dije líneas arriba, es un alivio saber que estaba frente a un grupo que iba despejando las dudas de un disco a medio gas, aportando buen hacer y estilo. No olvidemos que estos músicos llevan años tocando juntos, con una experiencia detrás y eso se notó esa noche. Al terminar el tema, Harris indica con determinación a uno de sus guitarristas que empiece rápidamente el siguiente número; Steve sabe muy bien cómo manejar los tiempos encima del escenario y no iba a dar cuartel a la audiencia, menos en el debut de su banda. “Lost Worlds” y “Karma killer” fueron los siguientes temas, a estas alturas el público ya estaba convencido de que British Lion no eran moco de pavo. Los músicos se divertían, y es que en realidad tuve la sensación de que estaba en un concierto de unos colegas, todo era muy familiar y espontáneo. Grahame Leslie y David Hawkins, los dos guitarristas, se lo estaban pasando muy bien, sobre todo el rubio Grahame que se movía más por todo el escenario con una sonrisa de oreja a oreja, por cierto ¿a alguien no le pareció que de lejos tenía cierto parecido a Nicko? Los dos músicos mostraron buenas maneras, eficaces en lo que hacían y muy sueltos, se acoplaban muy bien como guitarras solistas.
Uno de los puntos que seguramente la mayoría de los que estuvimos allí tuvimos en cuenta fue ver como se desenvolvía el cantante Richard Taylor, alguien que tuvo, y seguro seguirá teniendo, muchos detractores hacia su estilo y capacidad vocal. El lugar y el momento eran propicios, seguramente no será su primer concierto ni mucho menos pero si su primera prueba de fuego en una gira defendiendo un primer disco junto a toda una institución como lo es Harris, máxime cuando tienes delante a una audiencia que quieras o no te estará evaluando al detalle. Sí, digamos que estuvo correcto, gana más en directo que en estudio, como toda la banda. Estuvo animoso, tratando de no perder la ilación con el público y sabiendo muy bien cuál era su sitio; no obstante, al parecer su capacidad pulmonar es algo limitada porque en ciertos momentos le costaba llegar a las notas altas y le faltaba el aire. Aún así, en su defensa debo decir que le puso muchas ganas y eso es un punto muy a tener en cuenta a la hora de encarar un directo, sabiendo resolver bien todos los pasajes del mismo y compensando sus puntos fuertes con los menos fuertes. Detrás de todos estaba Simon Dawson, batería de la banda y que mostró su versatilidad y pegada en todo el concierto, haciendo algunos dibujos y cambios con la batería bastante contundentes y precisos.
Llegó el momento para el primero de los nuevos temas que descargaron esa noche. “Father Lucifer” fue toda una sorpresa y creo que, sin temor a equivocarme, fue el que mejor sensación me provocó de todos los nuevos temas con esas melodías arábigas en sus estrofas, y un punto más “heavy” en su estructura. Otro de los temas nuevos fue “Guineas and Crowns”, con una tendencia hard rock “a la americana” que la verdad desentonaba un poco con el set list general pero que agradó al público y sirvió para que Taylor jugara con este. Siguieron “The Burning” y “Last chance” que tiene unas melodías muy heavy y pegadizas, con cierto regustillo a single y que seguro será uno de los grandes temas en el caso de que lo incluyan en su supuesto próximo disco. Tanto gustó al público este tema que se atrevió a corearlo sin ni siquiera haberlo escuchado antes.
“The chosen ones” con ese aire a Thin Lizzy, “These are the hands” donde Taylor incitó a mitad de tema a que la audiencia levantara las manos y el single “Us against the world” fueron otros de los cortes del disco que marcaron esa noche, en donde pude ver a Michael Kenney, omnipresente técnico de bajo y “escudero” personal en las giras de ‘Arry desde 1980, a un lado del escenario tocando las partes de teclado de la banda; de hecho, todo el staff de gira que llevo British Lion son los mismos que Maiden lleva de gira, incluyendo a John McMurtrie, fotógrafo oficial de la doncella, a quien pude ver en el foso de fotógrafos.
Harris no paró de moverse por el escenario en toda la noche, viviendo intensamente cada nota y cantando cada estrofa y coro. Se le veía muy suelto y cómodo, y fue, obviamente, el centro de atención de esa noche. Es a este punto donde quería llegar ya que con todo lo que representa y es Harris se le vio como uno más, trabajándose el concierto y estando a la altura. El grupo sabía a grupo y se podía palpar que se conocen de años. Con “A world without heaven”, el tema versión “Do you want it” y la moderna “Judas” llegamos a un pequeño parón de unos pocos minutos para los bises. En general, el público estaba entregado, creo que todos en la sala se sentían contentos y a gusto de lo que estaban presenciando. No podía ser menos, Steve con todo lo que es, no dejaría que sus British Lion se quedasen en el ostracismo de un disco no muy bien recibido.
Volvieron al escenario para encaminar el final de su set con una poderosa versión de “Let it roll” de Ufo, donde se notó porque esta banda y en especial Pete Way es y será una de las grandes influencias de Harris. Para terminar “Eyes of the Young”, un tema que en estudio me parece de lo más flojo, pero que la banda escogió para poner broche de oro a su noche y no se equivocaron…resultó bastante convincente con la audiencia haciendo coros.
Llegó el término de los 80 y pico minutos que duró la actuación, suficiente para que British Lion nos diera una muestra de lo que son capaces de hacer. Cabe mencionar a la banda Zico Chain que fue la encargada de abrir; no podría contar nada de ellos ya que no vi su actuación, pero si debo señalar que estuvieron al lado del puesto de merchandising vendiendo ellos mismos su disco, firmando y tomándose fotos con la gente. A la salida del concierto, los más afortunados que se quedaron esperando bajo el intenso frío tuvieron su recompensa ya que el mismísimo Harris salió a tomarse fotos y firmar a los que estaban allí presentes, todo un detalle viniendo de un personaje de su envergadura y que le digna como persona. Poco me queda por decir, sólo que espero poder ver la continuación discográfica de British Lion y una nueva gira por estas tierras. Enseñaron las garras…y las enseñaron bien.
Otras fotos:
Zico Chain
British Lion
Crónica: Holysmoke78
Fotos: IronMaiden.es
Video: Akirant
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